El descanso como parte del proceso de productividad
Hoy en día nuestra sociedad, ha asociado el trabajar sin descanso como sinónimo de productividad, lo cual a mi parecer es un mito. Vivimos en un mundo acelerado en la que queremos cumplir varias cosas en el día sin ser consciente del daño que le hacemos a nuestro cuerpo y mente.
El descanso es esencial para mantener nuestra paz, energía y efectividad. Incluso Dios, después de haber creado el mundo en seis días, decidió tomarse un descanso, dejando claro que el reposarse no es un lujo, más bien una necesidad.
Incorporar tiempos de descanso durante el día, incluso si es solo por pocos minutos, es fundamental para mantener la productividad a largo plazo. También tomarte un descanso mental: unos minutos de oración o de meditación pueden renovar tu energía, ayudarte a liberar el estrés y volver al trabajo con una perspectiva más clara.
Yo por ejemplo estoy empezando a incorporar la habitud de tomarme 10 minutos en la mañana y en la tarde durante el trabajo para desconectarme, porque créeme la saturación mental entre correos electrónicos y llamadas, llegaron afectarme mentalmente que mi nivel de concentración no era el mismo. Incluso luego de trabajar, en casa, me tomo varios minutos para mí para cocinarme algo, para leer o simplemente no hacer nada, como dicen los italianos “Il dolce far niente”.
Ser productivos no significa solo lograr resultados materiales o cumplir con nuestras tareas; se trata de trabajar con propósito con excelencia y desde un lugar de paz interior. Al integrar la espiritualidad en nuestra vida laboral, no solo aumentamos nuestra productividad, sino que también nos alineamos con el propósito divino. La clave es recordar que nuestro trabajo es una extensión de nuestra fe, y cada tarea que realizamos puede ser una oportunidad para honrar a Dios. Y tú, ¿Cómo integras tu espiritualidad en tu trabajo diario?