El camino espiritual no es perfecto y eso está bien

Vivimos en una sociedad donde nos dicen constantemente que debemos ser mejores, más productivos, más perfectos. Sin embargo, Dios nunca nos pidió perfección, y esto lo vemos en cada uno de sus discípulos. 

A lo largo de la vida, he pasado por momentos de incredulidad, donde la duda se ha instalado en mi corazón, hubo un período cuando recién había llegado a Italia, que no lograba encontrar trabajo. Tuve algunas entrevistas y mientras pasaba el tiempo empezaba a desmotivarme porque nadie me llamaba. Un día fui a una agencia de trabajo para jóvenes y una de las chicas me sugirió aplicar a un anuncio que les había llegado. Días después tuve la entrevista en dicha empresa, antes de entrar a la reunión le pedí a Dios que me ayudará a fluir y a demostrar de lo que soy capaz; pasaron días, semanas y nada que me llamaban y esto me hizo cuestionarlo mucho y pensar que no me había escuchado.  

Un día en mi desesperación lloré tanto, le pedí perdón y le dije que Él tenía el control de todo, y sea cual fuera su decisión la aceptaría. Una semana después me llamaron de esta compañía a decirme que el trabajo era mío. 

Que te quiero decir con todo esto, habrá situaciones en las que perderemos la fe, nos llenaremos de ansiedades y temores, pero Él tiene el control de todo porque sus tiempos no son nuestros tiempos y que las mejores cosas llegan en el momento adecuado.

La fe no es una línea recta; es un camino que a veces se llena de incertidumbre, pero lo importante es siempre elegir regresar a Él.